lunes, 1 de junio de 2015

Lo que podría ser una hoja de mi diario

AUTOBIOGRAFÍA

Como el náufrago metódico que contase las olas
que faltan para morir,
y las contase, y las volviese a contar, para evitar
errores, hasta la última,
hasta aquella que tiene la estatura de un niño
y le besa y le cubre la frente,
así he vivido yo con una vaga prudencia de
caballo de cartón en el baño,

sabiendo que jamás me he equivocado en nada,

sino en las cosas que yo más quería.

    
                                Luis Rosales, La casa encendida
 
Emilio González Sainz, cuadro de la serie Paisaje de Invierno, óleo sobre lienzo

2 comentarios:

  1. Me moriré en París con aguacero,
    un día del cual tengo ya el recuerdo.
    Me moriré en París -y no me corro-
    tal vez un jueves, como es hoy, de otoño.

    Jueves será, porque hoy, jueves, que proso
    estos versos, los húmeros me he puesto
    a la mala y, jamás como hoy, me he vuelto,
    con todo mi camino, a verme solo.

    César Vallejo ha muerto, le pegaban
    todos sin que él les haga nada;
    le daban duro con un palo y duro

    también con una soga; son testigos
    los días jueves y los huesos húmeros,
    la soledad, la lluvia, los caminos…

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    Respuestas
    1. César Vallejo es preferible como poeta de la muerte, aunque sigo prefiriendo a Lucrecio.

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