viernes, 24 de agosto de 2012

Cenicienta




Serás calabaza a las doce,
sin remedio.
No hay zapato de cristal
al que agarrarse.
No creas que deslumbras.
Por más que sonrías
se entrevén los harapos
bajo tus labios.
No disimules.
El príncipe sabe
que sólo viniste a la fiesta
para cazarlo.
 




lunes, 20 de agosto de 2012

- QUIERO LLAMARLA FRIEDA - PUES NADA TE IMPIDE ENTONCES LLAMARLA PAZ

Busqué en el espejo otro dolor y te encontré a ti.

Frida Kahlo en una sesión de fotos


"Te dije que era un nombre que a mi manera de ver implicaba fuerza. Paz no quiere decir tranquilidad vegetativa. Es quizás una capacidad para concentrarse. Un refugio, finalmente, para una excesiva vitalidad."


Wilhem Kahlo, padre de la criatura,
en palabras de Rauda Jamis,
Frida Kahlo, Editorial Circe.


miércoles, 1 de agosto de 2012

Pero ¿qué es, dijo, un fracasado? Un hombre que no tiene todos los dones, pero sí muchos, incluso bastantes más que los comunes en muchos hombres de éxito. Tiene esos dones, dijo, y no los explota. Los destruye. De modo, dijo, que en realidad destruye su vida.
Ricardo Piglia, Respiración artificial 

martes, 3 de julio de 2012

Aferrarse a los lugares comunes

La muerte nos hace caer en lugares comunes. Es casi imposible arrebatarse con palabras certeras porque el pánico nos encorseta. Todos somos conscientes de que ese mantra que repetimos será olvidado a los cinco minutos. No nos esforzaremos más. Seguiremos viviendo sin aprovechar ni medio segundo más el día. No seremos más amigos de nuestros amigos. No cambiaremos absolutamente nada. Además, todo el mundo sabe que en el tanatorio es donde se escuchan los mejores chistes, aunque nadie se los cuente a la viuda (o quizás sí, quién sabe). Todo eso es tan cierto como que el sol saldrá mañana.

Sin embargo, por más lugares comunes que establezcamos de antemano, la ausencia creada nos ataca en el lugar menos insospechado, en un lugar donde no tenemos ningún parapeto. ¿Cómo leer las últimas palabras que resuenan en el blog de un amigo? Me estremecen por lo que ahora significan, ahora que ya no hay más líneas que añadir. Ahora que ya no nos tomaremos otro zumo de pera en cualquier ciudad, ahora que ya no volverás a pasear por el malecón de La Habana ni podré enviarte mi último poemario.

Confieso que nunca te conocí demasiado. Compartíamos sueños, entusiasmo por proyectos comunes, algunos dolores físicos y algunas angustias existenciales. He de decirte otra verdad. No pienso asumir aquello que han contado las noticias. Será extraño, lo sé, pero fingiré que cualquier día de estos nos volveremos a encontrar, que aun tenemos oportunidad de tomarnos una caña en Madrid, que París no es ese lugar tan horrible que algún idiota se empeño en edulcorar, que una buena conversación se puede mantener en un pasillo de cualquier universidad, dejándote la piel y las palabras.

Cualquier día de estos te llamo y quedamos, que tengo muchas ganas de volver a verte y charlar contigo.

sábado, 28 de enero de 2012

Apología del vandalismo callejero en un acto irreflexivo o, mejor dicho, la democracia no era esto

No tenemos lo que hay que tener. Ni mucho menos. Nos falta lo más preciso. Un futuro, una expectativa, un sueño factible. No tenemos lo que hay que tener porque nos arrebataron el pasado y nos atemorizan el futuro. No era vuestro. Eso que teníais no era vuestro. El estado del bienestar, pero ¡qué infelices!

Y ahora, ¿por qué la gente no sale a la calle? ¿Por qué no quema los contenedores y arranca las marquesinas? No es el miedo. Creímos en lo que nos contaron.

Aún recuerdo las palomas de la paz que pintábamos en el colegio. Aprendimos la palabra constitución, la palabra ciudadano. Recitábamos derechos y deberes como antes se recitaba la lista de los reyes godos.

No tenemos lo que hay que tener. Y, sin embargo, somos mucho más ciudadanos que antes. No somos una turba analfabeta. Que no teman los reyes de Francia.

No tenemos lo que hay que tener. Lo de las palomas volando sobre una urna y una papeleta era otro cuento como el de Blancanieves. Como idiotas, durmiendo como idiotas. Creyendo en el Príncipe Azul.

viernes, 20 de enero de 2012

Echar la vida a perder




A veces me extraña pensar que tengo varias vidas peleando las unas con las otras, devorándose a ratos.

lunes, 16 de enero de 2012

De la resistencia al dolor y el olvido

Dejar aquí la constancia de mis errores. De lo mediocre de mi prosa. Enseñar la herida. Mostrar la piel. Abandonar la máscara, la sonrisa, el brillo en los ojos. Sólo las certezas: los zarpazos del dolor, mi garganta y sus palabras, el estupor de la memoria. Los recuerdos y sus llagas. Su huella en las pesadillas y en los versos. Volver a lo negado. Romper todos los espejos.