miércoles, 12 de enero de 2011

Rita Hayworth



Adoro como creyente la perfección de tus gestos,
tus ondas brillantes y espumosas,
tus rayos sabios, penetrantes.
Tú, diosa del amor, eres la heroína de todos los poemas decadentistas,
eres la encarnación de la belleza afrodisíaca.

Sin embargo, me aterra pensar,
que tus pasos no eran los de la firme Gilda.
Madre irlandesa, Nueva York, padre español,
demasiado racial, baile, canción,
cirugía estética, dolor, Los Angeles,
más frente, más pico de viuda...
Te convertiste en la musa perfecta.

Yo aún sigo cantando en The Caliente Club,
no conozco a Winfield Sheenan,
aún soy Rita Cansino,
no amé a Orson Wells
ni soy princesa,
aún no he tenido 5 maridos y 1000 amantes.

Pero sueño,
sueño irrefrenablemente con decir
(después de un terrible gesto inmortal)
“Sí, soy yo”
y ser tú, ser tu cuerpo abrasador,
ser tu fuerza contenida,
ser tu elegancia inquebrantable.

Sin embargo me aterra pensar
que tus pasos no eran los de la firme Gilda.
Margarita Carmen Dolores Cansino:
es lo más parecido a mí que te encuentro:
en 1987, olvidada de todos y de ti misma.

Publicado en Quebrados, nº 1,

1 comentario:

  1. ¡Hola! Jejeje... te encontré por el blog de samsa... un besitoo graandeee!!

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