Pájaros surcan el agua
que se ahogan en el mar.
No hace falta funeral:
tan sólo escuchar el murmullo de las olas.
No hace falta la estadística:
tan sólo contar la arena y las estrellas.
En tu fondo albergas
un osario plagado de calaveras,
de huesos de niño,
de gritos de muchacha,
de ardor de joven,
de desvelos de padre.
En tu fondo registras
una fosa común
de maletas, visados y memorias,
laceradas vidas de migrante.
En cada caracola se oye la pesadilla
de una guerra,
del chasquido del hambre,
de la letanía de un desierto,
de la desesperanza y la agonía.
Me encantaría bucear en los pecios de tu sangre,
desenterrar el hueso de tu sueño
y conocer su consistencia.
Pero no hay esquelas en el agua,
no hay nombres que grabar en piedra,
tan solo lágrimas de madre
que acarician el mar.
Paz Cornejo