sábado, 28 de enero de 2012

Apología del vandalismo callejero en un acto irreflexivo o, mejor dicho, la democracia no era esto

No tenemos lo que hay que tener. Ni mucho menos. Nos falta lo más preciso. Un futuro, una expectativa, un sueño factible. No tenemos lo que hay que tener porque nos arrebataron el pasado y nos atemorizan el futuro. No era vuestro. Eso que teníais no era vuestro. El estado del bienestar, pero ¡qué infelices!

Y ahora, ¿por qué la gente no sale a la calle? ¿Por qué no quema los contenedores y arranca las marquesinas? No es el miedo. Creímos en lo que nos contaron.

Aún recuerdo las palomas de la paz que pintábamos en el colegio. Aprendimos la palabra constitución, la palabra ciudadano. Recitábamos derechos y deberes como antes se recitaba la lista de los reyes godos.

No tenemos lo que hay que tener. Y, sin embargo, somos mucho más ciudadanos que antes. No somos una turba analfabeta. Que no teman los reyes de Francia.

No tenemos lo que hay que tener. Lo de las palomas volando sobre una urna y una papeleta era otro cuento como el de Blancanieves. Como idiotas, durmiendo como idiotas. Creyendo en el Príncipe Azul.

viernes, 20 de enero de 2012

Echar la vida a perder




A veces me extraña pensar que tengo varias vidas peleando las unas con las otras, devorándose a ratos.

lunes, 16 de enero de 2012

De la resistencia al dolor y el olvido

Dejar aquí la constancia de mis errores. De lo mediocre de mi prosa. Enseñar la herida. Mostrar la piel. Abandonar la máscara, la sonrisa, el brillo en los ojos. Sólo las certezas: los zarpazos del dolor, mi garganta y sus palabras, el estupor de la memoria. Los recuerdos y sus llagas. Su huella en las pesadillas y en los versos. Volver a lo negado. Romper todos los espejos.